La cultura de España se adaptó a las circunstancias.
El empobrecimiento en este terreno fue notable,agravado por el exilio intelectual,la constante inspección y la censura estatal.De este modo,parecía que nuestro pais había sufrido un duro aislamiento.Pero,"milagrosamente",España aguantó contra las cuerdas y,lejos de besar la lona,lejos de que el nuevo panorama forjara un inevitable paréntesis,consiguió mantener su cultura,"permitiendo" solo algunos cambios obligados.
Así,España resistió el fuerte doctrinarismo dogmático del régimen,que,a pesar de su gran potencial de "destrucción de lo antiguo",no fue capaz de rasgar el tejido cultural del pais.
Sin embargo,el lado innovador de las artes chocó frontalmente con el tradicionalismo del Franquismo.Esta evolución sería efectuada por el propio régimen,dictando qué había que trasformar y politizando todo lo que llegaba a manos del pueblo,para dar una imagen que,como ya vimos en el apartado anterior de Álvaro Ferrary,quería mostrar unos valores únicos y precisos.
Entre los nuevos canales culturales surgidos en la época,cabe destacar las revistas La Hora,Haz,Alcalá,o Laye;y autores como Rodrigo Fernández Carvajal,Jaime Suárez,Marcelo Arroita Jáuregui...
A medida que el régimen iba avanzando,ciertos sectores de la sociedad empezaron a "cansarse" de su recta política cultural,y a partir de los años cincuenta fueron apareciendo algunas manifestaciones que abogaban por un horizonte esperanzador.
Dichas manifestaciones vieron la luz en obras como "La espera y la esperanza",de Pedro Laín Entralgo,y "Ética",de José Luis López Aranguren.
En ambas se planteaba un diálogo crítico con las principales corrientes intelectuales contemporáneas.
Otra apertura cultural importante de la década fue la herencia de Ortega y Gasset.
Dos hombres que la tomaron con gran ímpetu fueron Julián Marías,con obras como "Biografía de la filosofía","El intelectual y su mundo",y "El oficio del pensamiento";y Paulino Garagorri,que publicó "Ortega:una reforma de la filosofía".
Un autor crucial de esta nueva hornada que merece un capítulo aparte es Enrique Tierno Galván,el cual veremos en una próxima entrada.
domingo, 31 de octubre de 2010
sábado, 30 de octubre de 2010
Las Capitulaciones de Santa Fe
El pasado martes,tratamos en clase el tema de la expansión ultramarina durante el reinado de los Reyes Católicos.En este apartado encontramos puntos de apoyo tan importantes como el Tratado de Tordesillas,o la organización de los territorios por parte de la Casa de Contratación de Sevilla,entre otros.Uno de estos pilares fue mencionado por David:las Capitulaciones de Santa Fe,y,debido a que no pudimos verlo en clase,a nuestro grupo le interesaría tratar este tema con cierta profundidad.
En abril de 1492,los Reyes Católicos y Cristóbal Colón firmaron las Capitulaciones de Santa Fe,concertadas en dicha localidad cercana a Granada.Su propósito era establecer las condiciones en que se llevaría a cabo la expedición hacia las Indias.En este caso,y,mediante este contrato,los Reyes Católicos elegían emprender esta aventura con un particular,y no con el ejército de Estado.
Tras firmar este acuerdo,se le entregaba a Colón lo siguiente:
-El título vitalicio de Almirante en la parte oceánica.
-El título de Gobernador y Virrey de las tierras que descubriera.
-El derecho a recibir la décima parte de las riquezas que consiguiera en la conquista.
-La autoridad para tratar los conflictos originados por los temas de riqueza.
-El derecho a colaborar con la octava parte de los gastos de la expedición,obteniendo después una cantidad similar como recompensa.
Una vez aclarada la cuestión de las normas a seguir,Colón iniciaría su viaje hacia lo que más tarde sería América,reportando un gigantesco beneficio a la Corona;un beneficio del cual él tomaría una parte bastante reseñable y,en consecuencia,un estatus social elevado al haber firmado con anterioridad las Capitulaciones de Santa Fe.
Información obtenida del libro "Historia de España" de la editorial Anaya para 2º de Bachillerato y de la ampliación de dicho libro por parte de la profesora Belén Tejada Fernández.
En abril de 1492,los Reyes Católicos y Cristóbal Colón firmaron las Capitulaciones de Santa Fe,concertadas en dicha localidad cercana a Granada.Su propósito era establecer las condiciones en que se llevaría a cabo la expedición hacia las Indias.En este caso,y,mediante este contrato,los Reyes Católicos elegían emprender esta aventura con un particular,y no con el ejército de Estado.
Tras firmar este acuerdo,se le entregaba a Colón lo siguiente:
-El título vitalicio de Almirante en la parte oceánica.
-El título de Gobernador y Virrey de las tierras que descubriera.
-El derecho a recibir la décima parte de las riquezas que consiguiera en la conquista.
-La autoridad para tratar los conflictos originados por los temas de riqueza.
-El derecho a colaborar con la octava parte de los gastos de la expedición,obteniendo después una cantidad similar como recompensa.
Una vez aclarada la cuestión de las normas a seguir,Colón iniciaría su viaje hacia lo que más tarde sería América,reportando un gigantesco beneficio a la Corona;un beneficio del cual él tomaría una parte bastante reseñable y,en consecuencia,un estatus social elevado al haber firmado con anterioridad las Capitulaciones de Santa Fe.
Información obtenida del libro "Historia de España" de la editorial Anaya para 2º de Bachillerato y de la ampliación de dicho libro por parte de la profesora Belén Tejada Fernández.
jueves, 28 de octubre de 2010
Franquismo y literatura: anverso y reverso, fuego y lluvia
Sigo recavando datos del manual de S. G. Payne La época de Franco. La España del Régimen. Si la anterior entrada la centré en el aspecto religioso de la cultura, esta vez voy a intentar dejaros una panorámica del ámbito literario en el Régimen de Franco.
Obviamente, quienes tuvieron oportunidades especiales en la inmediata posguerra fueron los escritores falangistas, que colaboraron en revistas culturales como Vértice y Escorial. Ésta última pretendía ser una publicación semiliberal, acogiendo la voz, por ejemplo, de Luis Rosales, poeta alistado en la Falange que, no obstante, terminó teniendo mucho más trato con la Generación poética del 36 y los maestros del 27 (Jorge Guillén, Gerardo Diego o su vecino, el propio Federico García Lorca), que con sus compañeros los “arraigados”(el ya nombrado en este blog Dionisio Ridruejo, Leopoldo Panero...).
En relación al poeta Rosales, aprovecho a recordar la exposición El contenido del corazón que La Casa Encendida (fundación que lleva, como sabéis, el nombre de uno de sus libros) ofreció hasta este pasado junio. Y os dejo, en su homenaje, unos versos:
Obviamente, quienes tuvieron oportunidades especiales en la inmediata posguerra fueron los escritores falangistas, que colaboraron en revistas culturales como Vértice y Escorial. Ésta última pretendía ser una publicación semiliberal, acogiendo la voz, por ejemplo, de Luis Rosales, poeta alistado en la Falange que, no obstante, terminó teniendo mucho más trato con la Generación poética del 36 y los maestros del 27 (Jorge Guillén, Gerardo Diego o su vecino, el propio Federico García Lorca), que con sus compañeros los “arraigados”(el ya nombrado en este blog Dionisio Ridruejo, Leopoldo Panero...).
En relación al poeta Rosales, aprovecho a recordar la exposición El contenido del corazón que La Casa Encendida (fundación que lleva, como sabéis, el nombre de uno de sus libros) ofreció hasta este pasado junio. Y os dejo, en su homenaje, unos versos:
“(···) el dolor es un don
porque nadie regresa del dolor y permanece siendo el mismo hombre.
Todo llega en la vida por sus pasos contados,
La primavera y el verano”
(De La casa encendida, 1949)
La corriente poética reversada, en este caso, fue la de los “desarraigados”, como Dámaso Alonso, cuyos versos eran trágicos y desesperanzados.
Igual de contraria al tono optimista y religioso de estos poetas garcilasistas que el franquismo respetaba fue la narrativa que comenzó a hacerse en la década de los 40:
Camilo José Cela, que había sido falangista, publicó obras impregnadas de lo que se llamó “tremendismo”, corriente realista que se recreaba en lo áspero y violento de la época. El título de mayor trascendencia fue La familia de Pascual Duarte (1942), al que pertenece este extracto que pone de manifiesto la deshumanización posbélica:
“(···) huir lejos del pueblo, donde nadie nos conozca, donde podamos empezar a odiar con odios nuevos”
En 1945, Carmen Laforet fue galardonada por Nada, novela urbana ambientada en la Barcelona de la época. Los personajes de esta obra se sienten igual de vacíos e inadaptados ante las agrias carencias de los tiempos que los de Cela. La autora lo expresa por medio de un estilo menos sórdido, pero la forma no le quita crudeza, al fin y al cabo, al contenido:
porque nadie regresa del dolor y permanece siendo el mismo hombre.
Todo llega en la vida por sus pasos contados,
La primavera y el verano”
(De La casa encendida, 1949)
La corriente poética reversada, en este caso, fue la de los “desarraigados”, como Dámaso Alonso, cuyos versos eran trágicos y desesperanzados.
Igual de contraria al tono optimista y religioso de estos poetas garcilasistas que el franquismo respetaba fue la narrativa que comenzó a hacerse en la década de los 40:
Camilo José Cela, que había sido falangista, publicó obras impregnadas de lo que se llamó “tremendismo”, corriente realista que se recreaba en lo áspero y violento de la época. El título de mayor trascendencia fue La familia de Pascual Duarte (1942), al que pertenece este extracto que pone de manifiesto la deshumanización posbélica:
“(···) huir lejos del pueblo, donde nadie nos conozca, donde podamos empezar a odiar con odios nuevos”
En 1945, Carmen Laforet fue galardonada por Nada, novela urbana ambientada en la Barcelona de la época. Los personajes de esta obra se sienten igual de vacíos e inadaptados ante las agrias carencias de los tiempos que los de Cela. La autora lo expresa por medio de un estilo menos sórdido, pero la forma no le quita crudeza, al fin y al cabo, al contenido:
“La verdad es que era todo tan espantoso que rebasaba mi capacidad de tragedia. Solté la ducha y creo que me entró una risa nerviosa al encontrarme así, como si aquel fuese un día como todos. Un día en el que no hubiese sucedido nada”.
También el teatro quiso denunciar el malestar social, con obras como Historia de una escalera (1949), de Antonio Buero Vallejo, adscrita a la corriente del realismo social. Aunque el beneplácito franquista sólo lo obtuvieron dramaturgos clásicos, como Jacinto Benavente o Manuel Machado.
Este compromiso crítico con la sociedad fue patente en los 50, con la generación de autores –de narrativa- denominada del 55: Juan Goytisolo, Ana María Matute, Carmen Martín Gaite y su marido R. Sánchez Ferlosio...Autores como Cela y Delibes (que ya publicaron durante la inmediata posguerra) se unieron a estos jóvenes escritores en su disconformidad y oposición a las novelas de ideología franquista.
En 1956, la Generación del 14 (el novecentismo de Ortega y Gasset, Eugenio D’Ors...) obtuvo el Premio Nobel en la persona del poeta Juan Ramón Jiménez. Y, en 1961, salió a la luz La pell de brau, de Salvador Espriu. Al fin llegaban a las editoriales novelas escritas en lenguas periféricas.
Juan Marsé y Juan Benet son dos de los autores de la generación de escritores surgida en los 60, cuyas novelas supusieron una rotunda renovación técnica, así como una ruptura definitiva con las líneas de actuación de la cultura oficial del régimen. Autores ya mayores y consagrados –como Torrente Ballester, o nuevamente Cela y Delibes- se unieron a su entusiasmo reformador.
También el teatro quiso denunciar el malestar social, con obras como Historia de una escalera (1949), de Antonio Buero Vallejo, adscrita a la corriente del realismo social. Aunque el beneplácito franquista sólo lo obtuvieron dramaturgos clásicos, como Jacinto Benavente o Manuel Machado.
Este compromiso crítico con la sociedad fue patente en los 50, con la generación de autores –de narrativa- denominada del 55: Juan Goytisolo, Ana María Matute, Carmen Martín Gaite y su marido R. Sánchez Ferlosio...Autores como Cela y Delibes (que ya publicaron durante la inmediata posguerra) se unieron a estos jóvenes escritores en su disconformidad y oposición a las novelas de ideología franquista.
En 1956, la Generación del 14 (el novecentismo de Ortega y Gasset, Eugenio D’Ors...) obtuvo el Premio Nobel en la persona del poeta Juan Ramón Jiménez. Y, en 1961, salió a la luz La pell de brau, de Salvador Espriu. Al fin llegaban a las editoriales novelas escritas en lenguas periféricas.
Juan Marsé y Juan Benet son dos de los autores de la generación de escritores surgida en los 60, cuyas novelas supusieron una rotunda renovación técnica, así como una ruptura definitiva con las líneas de actuación de la cultura oficial del régimen. Autores ya mayores y consagrados –como Torrente Ballester, o nuevamente Cela y Delibes- se unieron a su entusiasmo reformador.
En poesía, hay que mencionar, como antecedente, la poesía social-revolucionaria del poeta de Orihuela, Miguel Hernández, durante la guerra civil. Muchos autores se sumaron, en el franquismo, a su compromiso con el esfuerzo de guerra. Algunos desde el exilio de facto (el propio Juan Ramón, y muchos de los miembros de la “Generación de la amistad”: Pedro Salinas, Luis Cernuda...), y otros desde el exilio interior (Vicente Aleixandre). Adoloridos por la dictadura, convirtieron su nostalgia y su rabia en capacidad de lucha; en derecho al pataleo:
“Puedes gritar, desgañitarte a lloros,
hasta erguir, llanto a llanto, grito a grito,
tanta desmantelada, hermosa vida”
(Del poema Púrpura nevada (Rafael Alberti, 1944))
En los 50, también la poesía comenzó a verse como un arma de transformación social. A autores como Blas de Otero y Gabriel Celaya volvió a interesar la política, y, en fin, la justicia. La obra de Otero, sin ir más lejos, fue sometida a la censura del régimen, por haberse afiliado al Partido Comunista. En sus versos lo refleja con irónica impotencia:
“Puedes gritar, desgañitarte a lloros,
hasta erguir, llanto a llanto, grito a grito,
tanta desmantelada, hermosa vida”
(Del poema Púrpura nevada (Rafael Alberti, 1944))
En los 50, también la poesía comenzó a verse como un arma de transformación social. A autores como Blas de Otero y Gabriel Celaya volvió a interesar la política, y, en fin, la justicia. La obra de Otero, sin ir más lejos, fue sometida a la censura del régimen, por haberse afiliado al Partido Comunista. En sus versos lo refleja con irónica impotencia:
“ (···)
A los 52 años sigo pensando lo mismo que Carlos Marx,
Con la única diferencia de que le copio un poco pero lo digo más bonito.
(···)
A los 52 años, escribo y no escarmiento y me dedico exclusivamente a pasear, a leer, a trasladar maletas de un país a otro, y a conspirar.
(Esto lo digo para confundir a la policía).
(···)
Y escribo como un autómata, corrijo como un robot, y publico lo que pienso (es un decir).
(···)
Y sigo pidiendo la paz y, de momento, me la conceden en parte; y la palabra, y me mutilan la lengua.”
(De su poema Ergo sum, publicado póstumamente, en los años 80)
Durante la década de los años 60, por último, se consolidó la Generación del 50, los llamados “niños de la guerra”: Ángel González, Jaime Gil de Biedma o Pepe Hierro –el poeta de los vencidos- probablemente sean de la misma quinta que nuestros abuelos. Su poesía de la experiencia quedó marcada indeleblemente por las tristezas y frustraciones de la posguerra:
“(···) los vivos
odian. Los vivos perdonan.
El hombre es fuego y es lluvia.”
(Del Libro de las alucinaciones (1964), de José Hierro)
A los 52 años sigo pensando lo mismo que Carlos Marx,
Con la única diferencia de que le copio un poco pero lo digo más bonito.
(···)
A los 52 años, escribo y no escarmiento y me dedico exclusivamente a pasear, a leer, a trasladar maletas de un país a otro, y a conspirar.
(Esto lo digo para confundir a la policía).
(···)
Y escribo como un autómata, corrijo como un robot, y publico lo que pienso (es un decir).
(···)
Y sigo pidiendo la paz y, de momento, me la conceden en parte; y la palabra, y me mutilan la lengua.”
(De su poema Ergo sum, publicado póstumamente, en los años 80)
Durante la década de los años 60, por último, se consolidó la Generación del 50, los llamados “niños de la guerra”: Ángel González, Jaime Gil de Biedma o Pepe Hierro –el poeta de los vencidos- probablemente sean de la misma quinta que nuestros abuelos. Su poesía de la experiencia quedó marcada indeleblemente por las tristezas y frustraciones de la posguerra:
“(···) los vivos
odian. Los vivos perdonan.
El hombre es fuego y es lluvia.”
(Del Libro de las alucinaciones (1964), de José Hierro)
miércoles, 27 de octubre de 2010
Memoria de trabajo de la semana
Esta semana el grupo ha dado un giro de tuerca más,hemos consolidado nuestra forma de trabajar y hemos buscado nuevas maneras de seguir creciendo como grupo y en lo que a materia de trabajo respecta.Dos manuales que estamos usando ahora mismo y con los que pretendemos profundizar un poco más son:"Historia de España:la época de Franco(sociedad,vida y cultura)" de Ramón Menéndez Pidal,e"Historia contemporánea de España(siglo XX)",coordinado por Javier Paredes.El primero atiende,entre otros temas,a los cambios que sufrió la sociedad de la época,reflejados en las tasas de natalidad y mortalidad de la población durante la Guerra Civil y El Franquismo,así como la incipiente desigualdad entre ricos y pobres a partir de estos hechos históricos.
El segundo manual pone sobre la mesa una opinión directa,pero bastante objetiva,de los autores que lo componen,como puedan ser Álvaro Ferrary,Diego Caro Cancela,o Antonio Moreno Juste,a la hora de tratar el tema del Franquismo.
Al margen de los libros mencionados,también hemos obtenido información de fuentes más variadas,como internet,consultas de libros de la biblioteca o fragmentos de obras,sobre diversos aspectos que rodean nuestro trabajo.
Uno de esos aspectos relevantes,que será ampliado en futuras entradas,es la decadencia de una época maravillosa en nuestras artes a partir de los sucesos políticos de principios de siglo.
Frente al esplendor intelectual del comienzo de siglo(primeros treinta años),desde Alfonso XIII hasta Primo de Rivera y La Segunda República,las tragedias consecutivas de la Guerra Civil,la Posguerra y el Exilio(voluntario e involuntario)supusieron una ruptura total en la cultura,dejando un panorama "cortado" con respecto a Europa,que seguía creciendo culturalmente.Este hecho favoreció,por lo tanto,la introspección y el enfrentamiento,a su vez,de dos opiniones totalmente contrarias:una,de rechazo y crítica,en términos de cultura,a la nueva España,por parte de Pedro Laín Entralgo en su libro "España como problema";y otra,compartiendo el nuevo concepto de cultura española con el libro "España sin problema" de Rafael Calvo Serer.
Asímismo,contamos con información acerca de hombres tan conocidos como Ortega y Gasset,Gregorio Marañón,García Lorca,Dionisio Ridruejo,etc...que también jugaron un papel llamativo en esta parte de nuestra historia.
El segundo manual pone sobre la mesa una opinión directa,pero bastante objetiva,de los autores que lo componen,como puedan ser Álvaro Ferrary,Diego Caro Cancela,o Antonio Moreno Juste,a la hora de tratar el tema del Franquismo.
Al margen de los libros mencionados,también hemos obtenido información de fuentes más variadas,como internet,consultas de libros de la biblioteca o fragmentos de obras,sobre diversos aspectos que rodean nuestro trabajo.
Uno de esos aspectos relevantes,que será ampliado en futuras entradas,es la decadencia de una época maravillosa en nuestras artes a partir de los sucesos políticos de principios de siglo.
Frente al esplendor intelectual del comienzo de siglo(primeros treinta años),desde Alfonso XIII hasta Primo de Rivera y La Segunda República,las tragedias consecutivas de la Guerra Civil,la Posguerra y el Exilio(voluntario e involuntario)supusieron una ruptura total en la cultura,dejando un panorama "cortado" con respecto a Europa,que seguía creciendo culturalmente.Este hecho favoreció,por lo tanto,la introspección y el enfrentamiento,a su vez,de dos opiniones totalmente contrarias:una,de rechazo y crítica,en términos de cultura,a la nueva España,por parte de Pedro Laín Entralgo en su libro "España como problema";y otra,compartiendo el nuevo concepto de cultura española con el libro "España sin problema" de Rafael Calvo Serer.
Asímismo,contamos con información acerca de hombres tan conocidos como Ortega y Gasset,Gregorio Marañón,García Lorca,Dionisio Ridruejo,etc...que también jugaron un papel llamativo en esta parte de nuestra historia.
martes, 26 de octubre de 2010
Se dice que... (I)
Cuando Ignacio Zuloaga, aquel cínico pintor vasco, finalmente aceptase retratar al Generalísimo, lo haría imitando irónicamente aquellos retratos que pintase Goya al final de la Guerra de la Independencia de Fernando VII: los brazos de primate, la cabeza deforme, los inteligentísimos ojos renegridos... Y, en el caso del Caudillo, enarbolando la bandera, tocado, vestido y calzado con boina roja, camisa azul y botas militares.
Una vez el Caudillo, a quien, según comentara el pintor a su íntimo amigo Ortega y Gasset, "no se le cocía el pan", se presentase a contemplar su retrato terminado, le diría lo mismo que había dicho a todos sus modelos anteriores, desde marquesas y enanos hasta el ya nombrado Ortega: "Yo no sé si esto está bien o mal, pero es lo mejor que hice en mi vida.". Sorprendentemente, Franco respondería rompiendo en llanto, que se transformaría en un grito colérico al comentario burlón "¡Vaya llorón!" de su acompañante y aún partidario Dionisio Ridruejo.
Una vez el Caudillo, a quien, según comentara el pintor a su íntimo amigo Ortega y Gasset, "no se le cocía el pan", se presentase a contemplar su retrato terminado, le diría lo mismo que había dicho a todos sus modelos anteriores, desde marquesas y enanos hasta el ya nombrado Ortega: "Yo no sé si esto está bien o mal, pero es lo mejor que hice en mi vida.". Sorprendentemente, Franco respondería rompiendo en llanto, que se transformaría en un grito colérico al comentario burlón "¡Vaya llorón!" de su acompañante y aún partidario Dionisio Ridruejo.
"¡Dionisio!", contestaría enfurecido Francisco Franco,
"¡Yo lloro cuando me da la gana!".
"¡Yo lloro cuando me da la gana!".
Inspirado en la anécdota que cuenta la obra "Diez crisis del franquismo", de Carlos Rojas.
Torquemada
Tomás de Torquemada Valdespino nació en Palencia en 1420.Comenzó sus estudios en el convento de San Pablo de Valladolid y de aquí pasó al monasterio de la Santa Cruz de Segovia donde consiguió un cargo como prior y donde se comenzó a fraguar su personalidad dura y severa.
De ascendencia judía y con familiares influyentes como su tío el cardenal Juan de Torquemada, pronto estableció contactos con la corte.Tanto que en 1479 contribuyó a la fundación del monasterio de Santo Tomás de Ávila.
Entre las fuentes más esclarecedoras sobre este personaje encontramos la crónica de Fray Juan de la Cruz, quien afirmaba que la característica principal de éste era la austeridad; no comer carne, la sencillez en su vestimenta y el rechazo de títulos y cargos son pruebas de ello.El cargo que sí aceptó fue el de confesor e inquisidor real, aunque éste le acarreara temer por su vida por lo que se hacía acompañar de agentes del Santo Oficio además de tener siempre en la mesa un cuerno de rinoceronte(que se pensaba que anulaba los venenos).
En cuanto a la gestión de Torquemada debemos destacar algunos aspectos fundamentales como la red de tribunales territoriales, la severidad contra los judíos y el establecimiento de las Instrucciones generales. Éstas trataban asuntos en los diferentes pueblos como los procedimientos penales que debían seguirse, la elección del personal o qué cargos debían desempeñar éstos. A pesar de esto el objetivo principal de Torquemada fue la herejía y el ajusticiamiento de los no arrepentidos. El resto de delitos se pagaban con multas, cárcel o penitencias.
En 1496 Torquemada se retiró al monasterio de Santo Tomás de Ávila donde murió dos años más tarde. Se cree que sus restos fueron profanados durante la Guerra de la Independencia.
De ascendencia judía y con familiares influyentes como su tío el cardenal Juan de Torquemada, pronto estableció contactos con la corte.Tanto que en 1479 contribuyó a la fundación del monasterio de Santo Tomás de Ávila.
Entre las fuentes más esclarecedoras sobre este personaje encontramos la crónica de Fray Juan de la Cruz, quien afirmaba que la característica principal de éste era la austeridad; no comer carne, la sencillez en su vestimenta y el rechazo de títulos y cargos son pruebas de ello.El cargo que sí aceptó fue el de confesor e inquisidor real, aunque éste le acarreara temer por su vida por lo que se hacía acompañar de agentes del Santo Oficio además de tener siempre en la mesa un cuerno de rinoceronte(que se pensaba que anulaba los venenos).
En cuanto a la gestión de Torquemada debemos destacar algunos aspectos fundamentales como la red de tribunales territoriales, la severidad contra los judíos y el establecimiento de las Instrucciones generales. Éstas trataban asuntos en los diferentes pueblos como los procedimientos penales que debían seguirse, la elección del personal o qué cargos debían desempeñar éstos. A pesar de esto el objetivo principal de Torquemada fue la herejía y el ajusticiamiento de los no arrepentidos. El resto de delitos se pagaban con multas, cárcel o penitencias.
En 1496 Torquemada se retiró al monasterio de Santo Tomás de Ávila donde murió dos años más tarde. Se cree que sus restos fueron profanados durante la Guerra de la Independencia.
domingo, 24 de octubre de 2010
Palabras desde el exilio I
"Me marché con el puño cerrado... Vuelvo con la mano abierta."
Rafael Alberti.
Dos perfiles religiosos para una misma dictadura
Con el fin de poder ir concretando un poco más la búsqueda de información, del siguiente manual –La época de Franco. La España del Régimen (1939-1975) de Standley G. Payne, que ya citamos en la primera memoria de trabajo- he optado por recoger sólo los datos concernientes a la cultura. Y, en esta entrada, tan sólo adelantaré lo relativo a la religión.
Así, el autor distingue entre, por un lado, la cultura (nacional-católica) de entre 1939 y 1959, y, por el otro, la de los años 60. Sin entrar, obviamente, en la década de los 70, ya que, si esos cinco años fueron el ocaso político de la época de Franco, se entiende que no hubo una continuidad cultural, sino el despertar de una transición hacia una cultura democrática...Y se nos queda grande en este trabajo, si queremos abordar el tema con precisión, tener que hablar de las consecuencias culturales del mayo del 68 en Europa o de la eclosión de “la movida” en Madrid, por ejemplo.
En esa primera parte del Régimen, cabe señalar la preeminencia de la Iglesia católica, puesto que tuvo lugar una gran resacralización de la vida española: tanto el número de edificios eclesiales como la asistencia a ellos aumentaron, y a partir de 1942, se popularizaron las misiones de evangelización masiva y los retiros de estudios religiosos.
La figura que representaría la sociedad española formal bien podría tratarse de un seminarista archirreaccionario, una feligresa asidua a ciertas formas de piedad pública, puritana constreñida, o un ultracatólico con puesto reservado en el Ministerio de Educación (para que las normas religiosas pudieran repercutir en el sistema educativo).
Sus respectivas contrafiguras (encarnaciones de la cara de la luna que los rectores ocultaban y condenaban) podrían ser un “cura rojo” que se arriesgara a dar la misa en lengua vernácula, una prostituta –este oficio proliferó en medio de la penuria- o cualquier miembro de los grupos sociales católicos que fueron reprimidos.
Sin embargo, en la siguiente parte del franquismo se cambiaron las tornas: Aunque las cátedras universitarias las conservaban aquellos miembros del Opus Dei que las habían obtenido en las décadas de los años 40 y 50, afloraron las Hermandades Obreras de Acción Católica y demás asociaciones de democristianos. El otro platillo de la balanza iba cogiendo peso.
A este respecto, termino recordando aquel matrimonio que creó Miguel Delibes en Cinco horas con Mario, para escenificar las relaciones entre esas dos Españas que coexistieron en la posguerra: En la izquierda tenemos a Mario, socialista y cristiano, que predica el Evangelio del progreso: “la caridad no consiste en dar sino en darse”. Y a la derecha, a su mujer Carmen, quien, en plenos años 60, muestra su nostalgia por la “devoción” reaccionaria que vivió en su juventud, y contraataca: “qué buenos se están poniendo estos curitas jóvenes [tal vez esa contrafigura de cura izquierdista...], que no dan importancia a nada, sólo a si los obreros ganan mucho o poco”.
Así, el autor distingue entre, por un lado, la cultura (nacional-católica) de entre 1939 y 1959, y, por el otro, la de los años 60. Sin entrar, obviamente, en la década de los 70, ya que, si esos cinco años fueron el ocaso político de la época de Franco, se entiende que no hubo una continuidad cultural, sino el despertar de una transición hacia una cultura democrática...Y se nos queda grande en este trabajo, si queremos abordar el tema con precisión, tener que hablar de las consecuencias culturales del mayo del 68 en Europa o de la eclosión de “la movida” en Madrid, por ejemplo.
En esa primera parte del Régimen, cabe señalar la preeminencia de la Iglesia católica, puesto que tuvo lugar una gran resacralización de la vida española: tanto el número de edificios eclesiales como la asistencia a ellos aumentaron, y a partir de 1942, se popularizaron las misiones de evangelización masiva y los retiros de estudios religiosos.
La figura que representaría la sociedad española formal bien podría tratarse de un seminarista archirreaccionario, una feligresa asidua a ciertas formas de piedad pública, puritana constreñida, o un ultracatólico con puesto reservado en el Ministerio de Educación (para que las normas religiosas pudieran repercutir en el sistema educativo).
Sus respectivas contrafiguras (encarnaciones de la cara de la luna que los rectores ocultaban y condenaban) podrían ser un “cura rojo” que se arriesgara a dar la misa en lengua vernácula, una prostituta –este oficio proliferó en medio de la penuria- o cualquier miembro de los grupos sociales católicos que fueron reprimidos.
Sin embargo, en la siguiente parte del franquismo se cambiaron las tornas: Aunque las cátedras universitarias las conservaban aquellos miembros del Opus Dei que las habían obtenido en las décadas de los años 40 y 50, afloraron las Hermandades Obreras de Acción Católica y demás asociaciones de democristianos. El otro platillo de la balanza iba cogiendo peso.
A este respecto, termino recordando aquel matrimonio que creó Miguel Delibes en Cinco horas con Mario, para escenificar las relaciones entre esas dos Españas que coexistieron en la posguerra: En la izquierda tenemos a Mario, socialista y cristiano, que predica el Evangelio del progreso: “la caridad no consiste en dar sino en darse”. Y a la derecha, a su mujer Carmen, quien, en plenos años 60, muestra su nostalgia por la “devoción” reaccionaria que vivió en su juventud, y contraataca: “qué buenos se están poniendo estos curitas jóvenes [tal vez esa contrafigura de cura izquierdista...], que no dan importancia a nada, sólo a si los obreros ganan mucho o poco”.
No veas,no escuches,no sientas
Uno de los rasgos más definidos y,a su vez,más controvertidos del régimen franquista fue,sin duda,la censura.Para llevarla a cabo,el sistema franquista contaba con variados y numerosos instrumentos limitadores.
Álvaro Ferrary narra en el libro "Historia contemporánea de España(Siglo XX)"el proceso de construcción de la cultura española a partir de la creación y consolidación de los instrumentos limitadores del régimen.
A pesar de la cruda realidad en la que estaba sumida España tras la guerra,el Estado no perdió tiempo en llantos ni amargos recuerdos y puso en marcha un entramado de bases institucionales y legales desde las cuales se pretendía hacer surgir la cultura de la nueva España.
El interés del Estado por fomentar una única cultura posible tuvo varias semillas en su comienzo:
una legislación censora,aparatos oficiales de control intelectual y,más importante aún,la difusión de valores que el Estado creía auténticos y acertados.
Ya a nivel político,se tomaron medidas iniciales para alcanzar dichos objetivos:
El control de la opinión y de la información corrió a cargo de la Junta de Defensa Nacional.En mayo de 1937,se había creado una Delegación Nacional de Prensa y Propaganda,vinculada al nuevo Partido Unificado,cuyo objetivo no era otro que disolver la heterogeneidad de organismos que hasta entonces habían tenido ocasión de expresarse independientemente.Así,se reedirigía la atención al Estado,que quería ser el único protagonista.
El 30 de enero de 1938 se culminó el proceso de centralización del sistema censor,fusionando la Delegación Nacional con los Servicios de Prensa y Propaganda.Este nuevo aparato se situó en el Ministerio del Interior,capitaneado por la mano derecha de Franco,Ramón Serrano Súñer.
A raíz de esas medidas se iniciaba una primera fase en la política franquista de censura y control,característica de la llamada etapa totalitaria
viernes, 22 de octubre de 2010
La herida abierta de una guerra histérica
El escritor francés Georges Bernanos publicó en 1938 Los grandes cementerios bajo la luna, tras vivir estando en Mallorca el estallido de nuestra guerra civil.
Este libro es un recuerdo de cómo, en “la isla de la calma”, fueron fusilados políticos, profesores, médicos, abogados, sacerdotes... sólo por haber apoyado al bando republicano. Es la indignación moral de un extranjero –conservador y católico, además- que tuvo el horror de presenciar la masacre de la descorazonadora guerra española, sabiendo no poder “enjugar el sudor” de aquellos de cuyo sufrimiento estaba siendo testigo. Es la certeza de que, en la guerra, la “victoria es una cosa que se mira de lejos, como la hija del coronel”. La certeza de que, en una guerra, nadie sale vencedor. Y es, según la crítica de Hannah Arendt, “el mejor panfleto que jamás se haya escrito contra el fascismo”.
Por eso, tras este vistazo al género ensayístico, pienso que lo más adecuado para nuestro trabajo será prescindir de la mayor parte del contenido de este libro, demasiado tendencioso. Quizá la guerra civil española y los 40 años de franquismo hayan sido la historia de una histeria, de los horrores de la irracionalidad. Pero prefiero que trabajemos la política cultural de ese período tomando como punto de arranque referencias más asépticas, perspectivas menos implicadas emocionalmente.
Puede que a esta razón se deba que los más insignes historiadores hispanistas no sean españoles. Paul Preston o Standley Payne no padecieron en sus carnes ni la guerra ni la época de Franco. A ellos no les pilló el año 36 en Palma de Mallorca. Por ende, en sus libros son capaces de ofrecer una mirada de mayor imparcialidad que George Bernanos, en este caso, o que todos aquellos que aún, al enfrentarnos a ciertos temas, respiramos por la herida que tienen en la memoria nuestros abuelos.
Este libro es un recuerdo de cómo, en “la isla de la calma”, fueron fusilados políticos, profesores, médicos, abogados, sacerdotes... sólo por haber apoyado al bando republicano. Es la indignación moral de un extranjero –conservador y católico, además- que tuvo el horror de presenciar la masacre de la descorazonadora guerra española, sabiendo no poder “enjugar el sudor” de aquellos de cuyo sufrimiento estaba siendo testigo. Es la certeza de que, en la guerra, la “victoria es una cosa que se mira de lejos, como la hija del coronel”. La certeza de que, en una guerra, nadie sale vencedor. Y es, según la crítica de Hannah Arendt, “el mejor panfleto que jamás se haya escrito contra el fascismo”.
Por eso, tras este vistazo al género ensayístico, pienso que lo más adecuado para nuestro trabajo será prescindir de la mayor parte del contenido de este libro, demasiado tendencioso. Quizá la guerra civil española y los 40 años de franquismo hayan sido la historia de una histeria, de los horrores de la irracionalidad. Pero prefiero que trabajemos la política cultural de ese período tomando como punto de arranque referencias más asépticas, perspectivas menos implicadas emocionalmente.
Puede que a esta razón se deba que los más insignes historiadores hispanistas no sean españoles. Paul Preston o Standley Payne no padecieron en sus carnes ni la guerra ni la época de Franco. A ellos no les pilló el año 36 en Palma de Mallorca. Por ende, en sus libros son capaces de ofrecer una mirada de mayor imparcialidad que George Bernanos, en este caso, o que todos aquellos que aún, al enfrentarnos a ciertos temas, respiramos por la herida que tienen en la memoria nuestros abuelos.
martes, 19 de octubre de 2010
Un Régimen-cassette: con cara A y cara B
Salido del cuerpo de oficiales del Ejército –habiendo alcanzado la máxima autoridad bajo el Gobierno cedista radical-, Franco se hizo con el poder siendo conservador, católico, nacionalista, y creyendo en una política autoritaria. Y el ideario impuesto en la dura posguerra sería el calco de esta definición de Franco.
El contenido del libro El franquismo, de Standley G. Payne –historiador estadounidense, “hispanista autodidacta” y especialista en el fenómeno del fascismo- puede resumirse en esta afirmación: el régimen franquista consistió en obligar a todo un país a adoptar los valores y las ideas de Franco. Esta identificación “dictadura-dictador” (la misma, salvando las distancias, que la de “reino-rey” en las monarquías absolutas del S. XVII) también ocurrió con Hitler (hitlerismo), e incluso con los líderes soviéticos (leninismo, estalinismo).
¿Y cómo, pues, fue la cultura durante el Régimen? Si algo he sacado en claro de esta primera lectura –mi primer acercamiento a nuestra investigación-, es que habremos de diferenciar desde el comienzo de nuestro trabajo entre cultura (la oficial: una especie de fascismo catolizado que pretendía anular cualquier disidencia o desobediencia) y contracultura (la que consiguió existir, en algunas calles y editoriales, sorteando los filtros y controles del franquismo). Términos que se corresponden, irónica y respectivamente, con los de contrarrevolución (la emprendida por el bando nacional) y revolución (la llevada a cabo, pese a los obstáculos, por los que se convertirán en la oposición, los enemigos del Régimen).
Por este motivo, previamente al desarrollo de nuestro trabajo –el análisis de esta cultura de doble filo del período franquista (centrándonos, imagino, más en la parte dominante que en la perseguida y silenciada)-, me ha parecido interesante resaltar este hecho. Que Franco no lo logró. Que no hubo una cultura homogénea durante la larga posguerra, porque siempre hay excepciones y, por ellas, nunca un pueblo podrá asumir una misma forma de pensar y vivir.
A modo de ejemplo, para terminar, cabe destacar el hincapié que hace Standley G. Payne en diferenciar la retórica púrpura del Régimen (con su célebre frase: “Francisco Franco, Caudillo de España por la Gracia de Dios”) de la opinión de la voz popular (y es que no tardó en oírse un sarcástico “Francisco Franco, Caudillo de España por una gracia de Dios”).
El contenido del libro El franquismo, de Standley G. Payne –historiador estadounidense, “hispanista autodidacta” y especialista en el fenómeno del fascismo- puede resumirse en esta afirmación: el régimen franquista consistió en obligar a todo un país a adoptar los valores y las ideas de Franco. Esta identificación “dictadura-dictador” (la misma, salvando las distancias, que la de “reino-rey” en las monarquías absolutas del S. XVII) también ocurrió con Hitler (hitlerismo), e incluso con los líderes soviéticos (leninismo, estalinismo).
¿Y cómo, pues, fue la cultura durante el Régimen? Si algo he sacado en claro de esta primera lectura –mi primer acercamiento a nuestra investigación-, es que habremos de diferenciar desde el comienzo de nuestro trabajo entre cultura (la oficial: una especie de fascismo catolizado que pretendía anular cualquier disidencia o desobediencia) y contracultura (la que consiguió existir, en algunas calles y editoriales, sorteando los filtros y controles del franquismo). Términos que se corresponden, irónica y respectivamente, con los de contrarrevolución (la emprendida por el bando nacional) y revolución (la llevada a cabo, pese a los obstáculos, por los que se convertirán en la oposición, los enemigos del Régimen).
Por este motivo, previamente al desarrollo de nuestro trabajo –el análisis de esta cultura de doble filo del período franquista (centrándonos, imagino, más en la parte dominante que en la perseguida y silenciada)-, me ha parecido interesante resaltar este hecho. Que Franco no lo logró. Que no hubo una cultura homogénea durante la larga posguerra, porque siempre hay excepciones y, por ellas, nunca un pueblo podrá asumir una misma forma de pensar y vivir.
A modo de ejemplo, para terminar, cabe destacar el hincapié que hace Standley G. Payne en diferenciar la retórica púrpura del Régimen (con su célebre frase: “Francisco Franco, Caudillo de España por la Gracia de Dios”) de la opinión de la voz popular (y es que no tardó en oírse un sarcástico “Francisco Franco, Caudillo de España por una gracia de Dios”).
La conquista de Granada
La conquista de Granada supuso el fin de la presencia musulmana en España y con ello muchas consecuencias para ésta de muy diversa índole.
Esta nueva situación ayudó a fortalecer el poder real de los Reyes Católicos y con ello el prestigio tanto a nivel interno como externo frente a otros países. A partir de este momento se produjo la unión de una parte de la nobleza y del pueblo; la llamada homogeneización.
Con esta homogeneización se consolida una nueva tendencia: la religión como elemento de homogeneización. Por todo ello comenzó a haber menos espacio para la tolerancia religiosa. Ahora no sólo eran católicos por la fe sino también por todo esto.
El reino de Granada estaba muy bien atrincherado por lo que el ejercitó fue otro aspecto que se modificó convirtiéndose en más dependiente de la artillería y menos de la caballería.
Al contrario que en otras ocasiones la incorporación de Granada a Castilla no fue un proceso de imposición sino que fue un período de adaptación ya que incluso algunos musulmanes se convirtieron al catolicismo llegando a ser personajes distinguidos.
Esta nueva situación ayudó a fortalecer el poder real de los Reyes Católicos y con ello el prestigio tanto a nivel interno como externo frente a otros países. A partir de este momento se produjo la unión de una parte de la nobleza y del pueblo; la llamada homogeneización.
Con esta homogeneización se consolida una nueva tendencia: la religión como elemento de homogeneización. Por todo ello comenzó a haber menos espacio para la tolerancia religiosa. Ahora no sólo eran católicos por la fe sino también por todo esto.
El reino de Granada estaba muy bien atrincherado por lo que el ejercitó fue otro aspecto que se modificó convirtiéndose en más dependiente de la artillería y menos de la caballería.
Al contrario que en otras ocasiones la incorporación de Granada a Castilla no fue un proceso de imposición sino que fue un período de adaptación ya que incluso algunos musulmanes se convirtieron al catolicismo llegando a ser personajes distinguidos.
Martes 19 de octubre 2010
En esta segunda semana de trabajo los miembros de mi grupo y yo nos hemos dedicado a comenzar la lectura sobre algunos de los libros recomendados por el profesor y otros que también nos han parecido apropiados para este tema.
Uno de los aspectos que más nos ha llamado la atención ha sido que todos los autores de estos libros muestran una crítica hacia el Régimen y ninguno se muestra partidario de él. Libros como "España 1808-1975" de Stanley Payne donde se muestra la influencia del Régimen en la literatura, en la televisión o incluso en el cine donde las películas versaban sobre temas heroicos.El gran control que ejercía la Iglesia sobre la sociedad es otro de los aspectos que se aprecian en este libro.Podemos mencionar otros libros de este autor como "La España de Franco.La España del Régimen" o "El franquismo.Primera parte" que también nos han servido para documentarnos.
Otro de los libros que hemos leído esta semana ha sido "Diez crisis del franquismo" de Carlos Rojas donde aparecen autores como Pío Baroja o Gregorio Marañón que no dejan ver hacia quién se decantan.
Cabe mencionar otro libro que no por ser en forma de ensayo tiene menos importancia como es "Los grandes cementerios bajo la luna" de Georges Bernanos.
Este ha sido nuestro trabajo durante esta semana, esperamos para la próxima disponer de más información para poder extendernos algo más en el blog.
Uno de los aspectos que más nos ha llamado la atención ha sido que todos los autores de estos libros muestran una crítica hacia el Régimen y ninguno se muestra partidario de él. Libros como "España 1808-1975" de Stanley Payne donde se muestra la influencia del Régimen en la literatura, en la televisión o incluso en el cine donde las películas versaban sobre temas heroicos.El gran control que ejercía la Iglesia sobre la sociedad es otro de los aspectos que se aprecian en este libro.Podemos mencionar otros libros de este autor como "La España de Franco.La España del Régimen" o "El franquismo.Primera parte" que también nos han servido para documentarnos.
Otro de los libros que hemos leído esta semana ha sido "Diez crisis del franquismo" de Carlos Rojas donde aparecen autores como Pío Baroja o Gregorio Marañón que no dejan ver hacia quién se decantan.
Cabe mencionar otro libro que no por ser en forma de ensayo tiene menos importancia como es "Los grandes cementerios bajo la luna" de Georges Bernanos.
Este ha sido nuestro trabajo durante esta semana, esperamos para la próxima disponer de más información para poder extendernos algo más en el blog.
lunes, 18 de octubre de 2010
Calentando motores
Maquinas encendidas, calentado motores, todos en sus puestos, tema elegido, manuales seleccionados y algunos incluso leídos. Parece que todo marcha como debe marchar. Concluida la primera semana de trabajo, esta locomotora arranca sin ruidos extraños, sin problemas en la caldera. Esto es un buen empiece, una buena salida, que no es sino el principio de un viaje que nos llevará al final de las vías.
Durante la semana pasada, en la cual solo pudimos trabajar en grupo un día, acordamos el reparto de las lecturas de la bibliografía. Dividido el trabajo continuamos con nuestro viaje, en el que el tiempo acompaña vislumbrando un bonito paisaje, un bonito porvenir.
sábado, 9 de octubre de 2010
POLITICA CULTURAL EN EL RÉGIMEN FRANQUISTA
Bienvenidos a nuestro blog.Nuestro grupo tratará en él el enrevesado tema de la política cultural dentro del régimen franquista.En él prodreis encontrar cualquier información acerca de cómo se gestionaba el bien cultural de nuestro pais bajo el mando del general Francisco Franco.Esperamos serviros de ayuda en cualquier consulta que realiceis sobre dicho tema.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)


