La conquista de Granada supuso el fin de la presencia musulmana en España y con ello muchas consecuencias para ésta de muy diversa índole.
Esta nueva situación ayudó a fortalecer el poder real de los Reyes Católicos y con ello el prestigio tanto a nivel interno como externo frente a otros países. A partir de este momento se produjo la unión de una parte de la nobleza y del pueblo; la llamada homogeneización.
Con esta homogeneización se consolida una nueva tendencia: la religión como elemento de homogeneización. Por todo ello comenzó a haber menos espacio para la tolerancia religiosa. Ahora no sólo eran católicos por la fe sino también por todo esto.
El reino de Granada estaba muy bien atrincherado por lo que el ejercitó fue otro aspecto que se modificó convirtiéndose en más dependiente de la artillería y menos de la caballería.
Al contrario que en otras ocasiones la incorporación de Granada a Castilla no fue un proceso de imposición sino que fue un período de adaptación ya que incluso algunos musulmanes se convirtieron al catolicismo llegando a ser personajes distinguidos.
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